Las gotas para los oídos son uno de los tratamientos más sencillos y comunes para tratar los tapones de cera o la acumulación de cerumen, que en algunos casos pueden producir numerosas molestias e incluso pérdida de audición o sordera. El cerumen es una sustancia natural que los oídos producen para proteger el conducto, y que habitualmente se limpia por sí mismo. Se trata de una mezcla formada por sudor, células muertas de piel y pelo con un líquido que las glándulas del conducto auditivo producen, y esta mezcla, que suele ir desplazándose hacia afuera naturalmente conforme es producida. Sin embargo, cuando el conducto auditivo está inflamado, hay un exceso de producción o el cerumen no sale por sí mismo por alguna circunstancia, se hace necesario limpiarlo para evitar daños mayores. Las gotas óticas suelen ser en estos casos la primera opción, principalmente por ser el menos agresivo de los tratamientos.
Cuando aparece un tapón de cerumen o un exceso de este, recurrir a las gotas óticas puede hacer que el tapón o acumulación se disuelvan sin necesitar de más intervención, resolviendo así el problema sin riesgo alguno ni mayor inconveniente para el paciente.
Por este motivo, suele ser una de las primeras opciones que los médicos recomiendan, y aún si más adelante fuera necesario que el médico intervenga de alguna forma, el hecho de haber reblandecido la cerca con gotas hará más fácil la labor del profesional igualmente.
Un tapón de cera no tiene por qué ser síntoma de mala higiene, y de hecho no conviene abusar de los bastoncillos ni de otros métodos mecánicos cuando hay problemas de cerumen o molestias en el oído. En estos casos lo mejor es acudir siempre al otorrino y consultarle el caso.
En nuestra farmacia contamos con las gotas óticas en solución de Otocerum, de eficacia probada para ayudar a disolver el cerumen.
¿Qué tipos de gotas para los oídos existen?
Debemos diferenciar entre las gotas para los oídos destinadas a disolver el cerumen, y aquellas que se usan para tratar infecciones de hongos o bacterias como la otitis externa, llamada comúnmente otitis del nadador. Sus componentes y efectos son distintos, pues también lo son las dolencias que combaten.
¿Cómo se usan las gotas para los oídos?
Para evitar la molestia de verter las gotas frías en el canal auditivo, lo mejor es calentar primero el frasco sosteniéndolo con las manos y haciéndolo girar entre estas, o colocándolo bajo la axila. Después, el paciente debe recostarse de lado, con el oído a tratar hacia arriba, y colocar las gotas lentamente, dejando que resbalen por las paredes del canal auditivo hacia abajo. Para saber cuántas gotas son necesarias, sigue las instrucciones del envase o fabricante. Las gotas deben mantenerse en el oído por entre 3 y 5 minutos, en los que el paciente no debe moverse de esa posición.
¿Quién puede usar gotas para los oídos?
Cualquier persona que tenga acumulación de cerumen o molestias en el oído puede usarlas, con excepción de aquellas personas que tengan el tímpano perforado, en cuyo caso el uso de gotas puede tener consecuencias perjudiciales. Ante la duda, es siempre conveniente consultar al médico.
